jueves, 26 de junio de 2008

Introducción

“En un extremo la sociología de la comunicación de masas ha terminado por identificarse con el puro y simple marketing integrado por un énfasis formalista sobre la tecnología, mientras en el otro extremo se ha identificado con la política y su propaganda. Los destinatarios, pues, han sido postulados una vez como simples objetos de quienes no se ha tomado en cuenta oportunamente la posibilidad de crecer intelectualmente, y otra vez como sujetos hipersensibilizados por la política y capaces de “desenmascarar” los engaños hasta dentro de los programas televisivos más inocentes.”[1]

Ahora la cultura ya no podrá prevalecer sobre la tendencia del mercado a aplastarse hasta los niveles básicos para que la élite acepte sin reaccionar los índices de agrado. En este caso, más bien, el decaimiento de la cultura será fatal y la industria cultural producirá sólo “cultura trivial” hecha de sexo, sangre y deporte.

En el pasado se ha hablado de los medios masivos como medios de manipulación, capaces de dominar a un público acrítico y manipulados perversamente como tranquilizadores populares, hoy es quizá justo decir que han llegado a ser un medidor de la responsabilidad política y cultural de la élite.

[1] Cerroni, Humberto, Política, Ed. Siglo XXI, México 2004

No hay comentarios: